Explotar en mis manos
Visítame con cautela,
visítame un lunes al medio día.
Que todo sea claro, que
la mesura se oponga.
Hazme caso,
escucha mi voz,
visítame con ternura
con distancia y sin miradas.
Escucha el consejo,
no vaya a ser que me tientes
y de repente se me ocurra...
Sé prudente, mide tus pasos,
y es que en verdad tu aroma me llega,
creo que no te conviene
que se me antoje explorarte.
No vaya a ser que se me ocurra...
No te pongas ese perfume,
no te arregles ni me sonrías.
Procuraré no mirarte,
seré para tí indiferente.
No procures despertarme,
porque no te conviene,
que se me ocurra
hacerte explotar en mis manos.
Me haré la burla de tus sonidos,
gozaría recorrer tus surcos,
provocaría los manantiales
brotando de tu ser.
No seas imprudente mujer,
no te sueltes el cabello,
no te acerques a tocar mi espalda,
hazme sonreír así.
Porque si procuras entregar tu silueta a mi mente,
tramaría encantos legendarios,
de esos que cuentan los libros
que emanan de sus hojas placer.
Titubea, no seas firme,
calla y distráete, por que te conviene.
No busques mis manos,
no las invites a explorarte,
no me roses distraída con tus pechos,
ni me muestres tu firmeza cubierta.
Simplemente pasa,
antójate si quieres de mis dedos,
de mis labios y de...
No vaya a ser que se me ocurra,
hacerte explotar en mis manos.
Comentarios